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Esta ciudad destaca por sus características innovadoras y se ha mostrado interesada en colaborar con el desarrollo piloto de este nuevo tipo de asfalto. Si el proyecto tiene éxito, podría plantearse extender su utilización general como material para generar las calles y carreteras del futuro. Sería más rápido de construir y más beneficioso para el medio ambiente que el modelo actual.

La idea que alienta el proyecto es ambiciosa y pretende aprovechar botellas de plástico y demás material reciclable que se recogería  de los océanos. La composición y estructura del plástico hace que sea más duradero que el asfalto tradicional. Según ha expresado la empresa, triplicaría su vida útil con las ventajas que esto conlleva.

Otra ventaja que esgrimen los responsables del proyecto, que va combinada con esa mayor durabilidad, es que resulta una solución más económica a largo plazo. La fabricación, en un primer desarrollo, sería más cara, pero al durar tres veces más, no es descabellado pensar que a la larga resulte un material más barato.

La fabricación sería más ligera y más rápida, se acortaría de forma notable el tiempo dedicado a la obra (la diferencia podría ser de meses a semanas). La carretera se construiría de forma modular, a partir de piezas o bloques desarrollados en fábricas que después serían transportados y montados sobre el terreno concreto, como se encajan los azulejos.

De esta forma, también se podrían gestionar de forma polivalente las infraestructuras que van por debajo de la carretera, en especial en las ciudades. El diseño sería adaptable a las necesidades de cada lugar. Los huecos del interior de la pieza podrían aprovecharse para tuberías de servicios públicos y cableado.

Por si todo esto fuera poco, VolkerWessels asegura que el plástico reciclado es un material más sostenible, que permite construir carreteras mucho menos ruidosas y con un comportamiento más eficaz frente a los cambios de temperatura, ya que puede soportar un rango que va desde los 40 grados bajo cero hasta los 80 grados. Por otro lado, este material no necesitaría mantenimiento, como pasa en el caso del asfalto convencional, ya que no le afecta la corrosión.

En contrapartida, existen funcionalidades que la empresa todavía tiene que demostrar y diversas críticas acerca de su resistencia a las que tienen que contestar con hechos. Uno de los retos principales es garantizar que la carretera fabricada con plástico es segura en caso de lluvia, humedad o suciedad, circunstancia que puede resultar determinante para decidir la viabilidad del proyecto o su reformulación o cancelación. Según ha declarado Rolf Mars, director de WolkerWessels: “El siguiente paso es construir y testear en un laboratorio para asegurarnos de que es seguro en condiciones húmedas y resbaladizas.”