Se calcula que a lo largo de todo el año son cientos los festivales que se celebran en el territorio español, muchos de ellos al aire libre, la mayoría de ellos aprovechando el verano. Todos ellos son grandes generadores de basura. Por ejemplo, uno de los festivales paradigmáticos del verano español es el Festival de Benicasim (FIB), que se celebra en esta localidad castellonense y que con los años ha alcanzado renombre internacional. Pues bien, los llamados fibers, que es como se conoce a los asiduos que acuden a este festival, generaron en los cuatro días que duró su pasada edición 2016 ni más ni menos que 200 toneladas de basura.
Low Festival, Bilbao BBK Sound, Primavera Sound… son otros nombres fundamentales de nuestro calendario festivalero. Por supuesto, no todos los festivales tienen las dimensiones de los que acabamos de citar, pero la cifra de producción de residuos del FIB sirve para hacernos una idea del problema.
En la misma localidad de Benicasim se celebra todos los años el Rototom Sunsplash, un festival dedicado esencialmente al reggae. Entre los días 13 y 20 del pasado mes de agosto tuvo lugar la 23 edición de este festival que congregó a más de 250.000 asistentes procedentes de 80 países distintos. Esta marabunta humana generó alrededor de 24 toneladas de desechos variados.
Sin embargo, este festival se presenta como sostenible y asegura que no causa perjuicio medioambiental. Según sus organizadores, el planteamiento y la filosofía del festival participan de los valores ecológicos.
Por ello, cuidan especialmente determinados aspectos como la iluminación de escenarios, para la que escogen luces LED, que consumen menos. También reciclan el agua: la de las duchas sirve para rellenar los tanques de los wáteres. Así pues, tiene un doble uso y se han reutilizado 10.000 metros cúbicos. Del transporte se encarga una empresa cercana, para evitar la contaminación asociada a esta actividad.
La recogida de la basura en este recinto es selectiva (se pusieron a disposición del público más de 330 contenedores y papeleras azules y amarillas para papel y cartón y plástico/latas, respectivamente).
De la gestión del reciclaje del festival se encarga la asociación EcoEmbes. Cristina Muñoz, su responsable de comunicación, señala que aunque la gente que acude a este festival es muy dispar, el público mayoritario de estos festivales, los llamados millenials, con edades que oscilan entre 16 y 35 años, son precisamente el público al que le cuesta más reciclar. Los mayores de 55 y los niños parecen tener más asumido el hábito de reciclaje; por eso es apropiado fomentar el reciclaje en estos hábitats como los festivales musicales, poblados por gente de edades intermedias menos concienciadas.