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Para ello, han elaborado un mapa que recoge gráficamente las diferentes posiciones de cada uno de los países sobre esta cuestión. Estas ONG revelan de esta forma la postura de cada estado miembro de la Unión Europea en el transcurso de las negociaciones que se celebraron en Bruselas en torno al tema del ecodiseño.

La Comisión Europea presentó las propuestas para facilitar a los consumidores la reparación de determinados productos antes que optar por la compra de otros nuevos, una medida que contribuiría a la reducción de residuos, además de otros beneficios ambientales y que impulsaría la creación de empleo orientado a la reparación y reutilización. Ahora mismo, el consumidor medio se ve forzado a desechar productos, ya que la reparación en la mayoría de casos no se contempla o no es asequible.

Según lo expresado durante estas reuniones, Alemania, Italia y Reino Unido bloquean estas propuestas, mientras que otros países como Francia, Polonia y España se muestran indiferentes o neutrales en este asunto. Otros, como Portugal, Suecia, Países Bajos y Bélgica se muestran partidarios. Antes de final de año deben votar un conjunto de nuevos requisitos de diseño ecológico.

Dado el peso que tienen los votos de los países que están bloqueando estas medidas, es probable que estas propuestas acaben eliminándose de las agendas si no cambian sus posturas.

A lo largo de las últimas dos décadas se han intensificado las políticas de Ecodiseño y de etiquetado energético y han conseguido mejorar los productos en el sentido de que ahora funcionan mejor con menor gasto energético. De esta forma, se puede alcanzar un importante ahorro económico que sin estas mejoras no sería posible.

Lo que intenta en estos momentos Bruselas es ir un paso más allá, para garantizar que todos esos productos tengan una mayor durabilidad y sean más fáciles de reparar y reciclar. Lavavajillas, lavadoras, refrigeradores, televisores, pantallas y los dispositivos electrónicos son el objeto de estas propuestas que podrían aprobarse antes de que finalice 2018.

Estas propuestas reclaman medidas concretas, como que los productos puedan desmontarse con facilidad y ensamblarse de nuevo, hacer una previsión del suministro obligatorio de repuestos a años vista, que los productos incluyan documentación y herramientas necesarios para su reparación, diseños que faciliten el acceso a las partes más susceptibles de rotura, así como otras medidas que permitir un mayor reciclaje efectivo.

Según Chloé Fayole, de la organización ECOS, esta sería una gran victoria para consumidores, talleres de reparación, recicladores y medio ambiente. En su opinión, cuesta pensar que alguien sensato pueda votar en contra de esas mejoras para nuestra vida cotidiana. Sin embargo, existe el peligro de que las disposiciones presentadas por la Comisión puedan caer en saco roto si esos países no cambian su postura actual.