La unión Europea tiene ahora sobre la mesa un paquete de medidas relacionadas con la economía circular que deben cumplir todos los países miembros. Con este paquete de medidas, presentado el año pasado, se pretende cambiar el modelo económico, productivo y de consumo con productos cada vez más longevos y susceptibles de ser reciclados, creando a la vez puestos de trabajo.
Según la patronal siderúrgica Unesid (Unión de Empresas Siderúrgicas), que aglutina a más de 50 empresas y que ofrece estadísticas sobre los productos derivados del acero y todo su sector, en 2015 se generaron en España 10 millones de toneladas recicladas de acero, una cantidad que bastaría para llenar de chatarra 1.500 campos de fútbol. Las empresas siderúrgicas dan empleo a unas 60.000 personas en nuestros país, además de unas 20.000 que tienen como actividad la recogida de chatarra.
Desde las primeras acerías de horno eléctrico, la siderurgia ha consumido en España 450 millones de toneladas de chatarra, reconvirtiendo y reutilizando el acero.
En estos momentos, aproximadamente el 75% del acero que se consume en nuestro país proviene de material reciclado de chatarra, un dato bastante superior a la media europea que se sitúa en torno al 43% y a la media mundial que sólo alcanza un 29%.
Los beneficios medioambientales del reciclaje de acero son múltiples: por cada tonelada de este material que se recicla, la industria ahorra un 85% de agua, un 80% de energía y un 95% de carbón. Asimismo, evita la emisión de cerca de 2 toneladas de gases de efecto invernadero.
Según Carola Hermoso, especialista en temas medioambientales de Unesid, la principal reivindicación que, a través de esta asociación, hace la industria siderúrgica a la Administración consiste en la “eliminación de cargas burocráticas que dificultan el reciclaje y aprovechamiento de los subproductos”. Asimismo, pide que abra camino a través de incentivos económicos y compras públicas.
Aunque el reciclaje es algo consustancial a un material como el acero, por sus características antes descritas, se echa en falta un mayor control en temas de trazabilidad de los residuos, conocer mejor el tratamiento en cada una de las etapas de reciclaje. Se trataría de saber en todo momento qué camino recorre el residuo y que se garanticen las infraestructuras óptimas para proceder a su recogida, clasificación, acondicionamiento y reciclaje en las mejores condiciones posibles. El problema en España es que existe un mercado negro en torno a la chatarra que afecta a la recogida y reciclaje de aparatos eléctricos, que hace imposible seguir la trazabilidad del residuo.
Otro dato aportado por Unesid es la necesidad de la industria siderúrgica de ampliar la cartera de productos, utilizar escorias siderúrgicas que puedan sustituir a otros productos que se utilizan y que tienen un mayor impacto medioambiental.
Por otro lado, según la misma especialista, para conseguir los objetivos de la economía circular sería necesario desarrollar un nuevo concepto en cuanto al diseño de productos.