En la gestión integral de residuos hay que adaptar una metodología distinta a cada tipo de desecho. Por descontado, hay casos especiales, como los residuos citotóxicos, cuyas características únicas requieren un tratamiento específico y, sobre todo, seguro.
¿Qué son los residuos citotóxicos?
Es importante distinguir los residuos citotóxicos respecto al resto de los considerados “peligrosos”, porque presentan unas características especiales.
Se identifican como residuos citotóxicos a todos aquellos que derivan de medicamentos de esta tipología o que hayan estado en contacto con ellos, incluyendo aquí también las excreciones de pacientes que los han tomado.
El término “citotóxico” hace referencia a la propiedad de destruir o mutar células, por lo que los residuos con esta característica pueden ocasionar graves problemas de salud por contagio.
También es necesario saber qué son residuos citostáticos, pues no es exactamente lo mismo hablar de residuos citotóxicos y citostáticos. Estos últimos tienen la propiedad específica de frenar la proliferación celular, por lo que entran dentro de la categoría de citotóxicos y deben ser tratados como tales.
Por tanto, los residuos citotóxicos se enmarcan en el tratamiento y gestión de residuos peligrosos, ya que su exposición representa un alto riesgo para la salud de los seres vivos y del medio ambiente en general.
Ejemplos de residuos citotóxicos
Distinguimos varios ejemplos de residuos citotóxicos:
- Aquellos medicamentos de esta categoría que hayan caducado.
- Restos de medicamentos de esta categoría que, aún siendo válidos, no están debidamente sellados o almacenados.
- Excreciones de pacientes que hayan tomado estos medicamentos (usualmente por tratamientos de quimioterapia).
Además, el listado de medicamentos que pueden generar residuos citotóxicos es considerable, con ejemplos muy conocidos en el ámbito sanitario como Fluorouracilo o Gemcitabina, entre muchos más.
Almacenamiento de los residuos citotóxicos
El contenedor de residuos citostáticos o citotóxicos debe cumplir con ciertas características, que garanticen el almacenamiento seguro de estos materiales. Estas son las más importantes:
- Debe estar homologado.
- Tiene que incluir una cerradura de seguridad.
- Se diseña con cierre hermético, a prueba de fugas y derrames.
- Debe contar con la señalización y el etiquetado correspondientes.
Transporte de residuos citotóxicos
Los residuos citotóxicos se almacenan en las instalaciones donde se generan en estos contenedores especiales. Pero posteriormente deben ser transportados por empresas especializadas.
Para facilitar esta labor, generalmente los contenedores de residuos citotóxicos cuentan con unas prácticas asas.
La empresa responsable de este transporte, recogerá el contenedor con los residuos en su interior y se encargará de llevarlo a la planta de tratamiento.
Es importante tener en cuenta que el medio de transporte utilizado, es decir, el vehículo destinado a tal efecto, no puede ser aprovechado para otras funciones.
¿Dónde y cómo se depositan los residuos citotóxicos?
Dadas las características de los residuos citotóxicos, no se permite el reciclaje o la reutilización de estos materiales. Por tanto, tampoco pueden ser depositados en ningún espacio de almacenaje permanente. Deben ser eliminados.
Para ello hay varias opciones. La más utilizada es la incineración, que se realiza en hornos especiales, capaces de alcanzar una temperatura de combustión de entre 1.000 y 1.200 grados centígrados.
Además, estos hornos tienen que contar con un sistema de tratamiento de gases especial, para limitar las emisiones a la atmósfera generadas durante el proceso de incineración.
Otra alternativa es la neutralización química, menos aplicada porque debe personalizarse completamente a las características de cada fármaco.