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Todos los residuos necesitan un tratamiento adecuado, si queremos reducir la carga que soportan los vertederos y, sobre todo, para evitar que acaben descomponiéndose en un entorno natural sin control.

Estamos acostumbrados a entender este concepto asociado a residuos peligrosos o residuos potencialmente contaminantes. Pero es aplicable a cualquier tipo de residuos, incluso a los orgánicos, que también afectan al medio ambiente.

Por ese motivo existen las plantas de residuos orgánicos, cuyo funcionamiento explicamos a continuación.

¿Qué es una planta de tratamiento de residuos orgánicos?

Una planta de residuos orgánicos consiste en la instalación con los recursos apropiados donde se lleva este tipo de residuos, se almacenan, clasifican y tratan, con el fin de revalorizarlos y darles nuevo uso o, si no es posible, eliminarlos.

A una planta de residuos orgánicos se transporta materia muy diversa. Estos son algunos ejemplos:

  • Excrementos de animales.
  • Fracciones orgánicas de residuos urbanos.
  • Purines.
  • Restos de comida.
  • Restos vegetales.

¿Qué tratamiento se le da a los residuos orgánicos?

Hay dos tratamientos principales que se realizan en una planta de residuos orgánicos:

  • Biometanización (proceso anaerobio).
  • Compostaje (proceso aerobio).

La biometanización consiste en tratar los residuos orgánicos en un medio sin oxígeno o anaerobio. El proceso se realiza en depósitos estancos y el objetivo es producir con la materia orgánica energía térmica.

El compostaje consiste en aplicar la acción de una población microbiana sobre la materia orgánica, en un medio aeróbico. El producto resultante es compost, que puede ser de las siguientes tipologías:

  • Compost fresco (todavía no humidificado).
  • Compost madurado (aplicable sobre cultivos).
  • Compost curado (tras proceso de humificación y mineralización).

¿Cómo eliminan desechos orgánicos?

El objetivo con respecto a los residuos orgánicos es el mismo que con cualquier otro tipo de residuo, es decir, aprovecharlos en la medida de lo posible o, si es necesario, eliminarlos de una manera respetuosa con el medio ambiente.

En el caso de la eliminación de residuos orgánicos, la pirólisis es el tratamiento más efectivo. Consiste en una degradación térmica de la sustancia en ausencia de calor, para que se descomponga por completo.

Como alternativa, también se puede aplicar una incineración controlada a temperaturas de entre 900ºC y 1.200ºC, para lo que también hay plantas de tratamiento especializadas.

Etapas del tratamiento de residuos orgánicos en una planta

El compostaje es el tratamiento más habitual en una planta de residuos orgánicos y sigue 4 fases:

Primera etapa – Fase mesófila

Es un proceso que se inicia a temperatura ambiente, para dejar así que los microorganismos realicen la actividad correspondiente.

Es importante que se asegure la presencia de oxígeno y humedad o los microorganismos dejarán de actuar. Lo ideal es alcanzar una temperatura de entre 50ºC y 70ºC.

Segunda etapa – Fase termófila

Al alcanzar los 45ºC los organismos mesófilos desaparecen y se aprovechan los termófilos, capaces de soportar hasta 100ºC.

En esta fase se produce una descomposición constante a esta temperatura durante meses. En ella se destruye cualquier tipo de contaminante biológico que pudiera estar presente en los residuos orgánicos.

Tercera etapa – Segunda fase mesófila

Vuelve a bajar la temperatura, con lo que los organismos mesófilos se reactivan para seguir descomponiendo la materia resultante. Se degradan polímeros como la celulosa y la lignina y pueden aparecer hongos visibles por el descenso de pH.

Cuarta etapa – Fase de maduración

La última etapa del compostaje también puede durar meses y consiste en dejar que a temperatura ambiente el compost madure y se consoliden nuevas moléculas. Nuevos grupos de organismos como insectos, ácaros o anélidos aparecen y son los responsables de la última fase de transformación.