De acuerdo con esa misma fuente, sólo en lo que llevamos de 2017 se han generado más de 6,4 millones de toneladas de residuos RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos). En opinión de la ONG Greenpeace, aplicando los patrones de reciclaje que se han empleado hasta la fecha, estamos abocados a padecer un grave problema medioambiental . Según datos procedentes de la ONU, de todos los residuos electrónicos que se desecharon en el mundo en 2014, sólo una sexta parte fue sometida a un correcto proceso de reciclaje.
Se puede pensar que se trata de cifras globales sesgadas por los datos de recogida en el tercer mundo y países poco desarrollados. Sin embargo, incluso en los más países con un mayor nivel de desarrollo y con infraestructuras más avanzadas las tasas de reciclaje son muy bajas. El ejemplo más clarificador es Estados Unidos, un país que, si atendemos a los datos proporcionados por su Agencia de Protección Ambiental, sólo recicló en 2014 un 29% de los 3,4 millones de toneladas de residuos eléctricos y electrónicos que genera, mientras que el resto acabado en vertederos o incinerado.
Para el caso concreto de los teléfonos móviles, Greenpeace Estados Unidos ha desarrollado un informe que lleva por título “De inteligente a sinsentido: El impacto global de diez años de smartphones”. De acuerdo con sus conclusiones, desde 2007 se han fabricado 7.100 millones de smartphones y se espera que la suma de estos dispositivos en 2020 ascienda a 6.100 millones de dispositivos.
Las conclusiones de este informe, presentadas por Elizabeth Jardim, responsable de campaña en Greenpeace USA, si todos los smartphones que se han producido en los últimos diez años en todo el mundo siguieran funcionando, habría suficientes dispositivos para todo el mundo. Sin embargo, los consumidores se ven obligados por la obsolescencia programadas a renovar sus modelos tan frecuentemente que tan solo se suelen utilizar los móviles durante un par de años de media. Los efectos sobre el Medio Ambiente son nefastos.
Según esta responsable necesitamos dispositivos más longevos para frenar el desastre medioambiental y, sobre todo, necesitamos empresas que acojan un modelo de producción propio de la economía circular.
Greenpeace ha hecho un llamamiento a todo el sector tecnológico para que adopte ese modelo de producción circular. También se ha referido a la problemática de Samsung y su Galaxy Note 7, en el sentido de que la compañía debería informar y ser transparente acerca de cuáles son sus planes para reciclar los 4.3 millones de unidades del Galaxy Note 7 que fueron retirados del mercado por fallos en las baterías. Estas unidades deberían ser reaparadas, reutilizadas y recicladas.