La recuperación de chatarra representa uno de los ámbitos más importantes en el mundo del reciclaje, tanto por sus efectos beneficiosos en el medio ambiente, como también por lo mucho que permite aprovechar materiales todavía útiles en prácticamente todas sus características.
¿Qué es la recuperación de chatarra?
De lo que estamos hablando es de reciclaje y recogida de chatarra, es decir, recuperación de metales ferrosos o no ferrosos, que podemos seguir aprovechando de diferentes formas.
Esta recuperación de la chatarra pasa por las siguientes fases:
- Recogida del material: tanto por particulares como por empresas, que derivan los residuos a empresas responsables de esta recogida.
- Transporte: hacia la planta de reciclaje, en transportes específicamente diseñados para ello.
- Descarga: la chatarra primero se pesa y luego se descarga en aquellas secciones de las instalaciones de la planta de reciclaje que corresponda.
- Revisión: la chatarra debe revisarse, con el fin de establecer una valoración sobre las opciones de reciclaje y su posterior rentabilidad.
- Clasificación: es la fase de separación de la chatarra en diferentes tipologías, comenzando por la distinción entre la que es ferrosa y la que no lo es o es mixta.
- Manipulación: los residuos de chatarra requieren pasar por diferentes fases de manipulación, dependiendo de su tipología, para poder ser aprovechados posteriormente.
- Salida del material: cuando los residuos ya están listos para ser utilizados de nuevo, son transportados a las instalaciones apropiadas, como fundiciones, donde serán aprovechados.
Ventajas de la recuperación de la chatarra
La recuperación de chatarra ofrece muchas ventajas a distintos niveles. El más importante de todos es el medioambiental.
Gracias a empresas de recuperación de chatarra, el volumen de estos residuos se reduce significativamente, con lo que se evita su acumulación en vertederos, sus posibles efectos contaminantes o, peor aún, que acaben llegando a entornos naturales.
La recuperación de la chatarra también ayuda a reducir la extracción de nuevas materias primas, dado que en la mayoría de los casos puede volver a utilizarse para crear nuevos productos.
Esto también representa una ventaja económica. Las compañías ahorran en transporte, en consumo energético e incluso en tiempo a la hora de crear nuevos productos aprovechando chatarra reciclada.
Por descontado también hay un valor de rentabilidad. Por ejemplo, en algunos casos es posible la recuperación de oro a partir de chatarra electrónica, entre otros muchos materiales de diferente valor.
Pese a estar presentes en residuos de chatarra, siguen siendo valiosos y pueden aprovecharse en la construcción de nuevos materiales.
¿De dónde se puede recuperar la chatarra?
Cuando hablamos de recuperación de chatarra y de sus orígenes, principalmente nos centramos en la distinción entre chatarra de metales ferrosos y chatarra de metales no ferrosos.
La chatarra de metales ferrosos principalmente se crea en la industria. Suele provenir de la producción y transformación del acero, sobre todo procedente del hierro. Esta chatarra está presente en vehículos y electrodomésticos, pero también en pequeños materiales como las latas.
Por otro lado tenemos la chatarra de metales no ferrosos, que puede recuperarse de distintos metales tales como el aluminio, el plomo, el titanio, el cobre, etc.
A nivel de volumen es menos significativa que la chatarra de metales ferrosos y su aprovechamiento es más complejo, pero aún así sigue representando una cuota considerable de residuos que pueden seguir aprovechándose.