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Para ello, este científico y su equipo emplean una máquina trituradora a baja temperatura para reducir los componentes a polvo y para conseguir separar los diferentes elementos. El polvo que se obtiene, afirma Sekhar Tiwary es muy sencillo de reutilizar.

La evolución tecnológica es constante. Todos los años aparecen nuevas tecnologías aplicadas a nuevos dispositivos. Hoy en día, las modas y la obsolescencia programada nos impulsan a un ritmo de consumo trepidante con respecto a los productos electrónicos y tecnológicos. Toda esta innovación y ese consumo desmesurado representa una generación constante de residuos tecnológicos. Los responsables de la investigación sostienen que hay que resolver este problema para proteger el medio ambiente. Esas basuras deben ser convertidas en nuevos materiales para su reciclaje y reutilización, y no acabar en ningún caso en vertederos.

La basura electrónica representa un grave problema económico y mediaombiental . Actualmente, en torno al 85% de chatarra electrónica acaba en una incineradora o en un vertedero (en Asia y África existen enormes vertederos de desechos electrónicos).

Según informes procedentes de las Naciones Unidas, cada año se generan a nivel mundial  48,1 millones de toneladas de residuos electrónicos. De ellos, solo 6,5 se recogen de manera oficial. Los expertos señalan que este despilfarro asciende en números redondos a 48.000 millones de euros.

Los investigadores consideran que la basura electrónica se va a incrementar en un 33% en cuatro años, y se prevé que para el año 2030 alcance los 1.000 millones de toneladas.

La problemática con respecto al reciclaje de residuos electrónicos y el perjuicio medioambiental no termina ahí. En el reciclaje de los componentes de placas con circuitos integrados, se queman o se usan químicos que también resultan tóxicos.

El método propuesto por estos científicos para solucionar el problema es el siguiente: separar las placas de los residuos electrónicos dentro de una especie de contenedor a muy baja temperatura. A bajas temperaturas no tienen a mezclarse y es más fácil proceder a su separación.

Machacando estas basuras hasta convertirlas en nanopolvo, se obtienen nanopartículas de estos tres componentes: polímeros, metales y óxidos. El proceso puede durar unas tres horas. Después, el polvo se lava en agua para conseguir separar los componentes.

Dichos componentes esenciales pueden tener diferentes destinos para su reutilización: por  una parte están los metales, que se pueden utilizar en aplicaciones metálicas de pintura o en cualquier sistema electrónico, fabricación de piezas metálicas… Por otro lado tenemos los polímeros y los óxidos, que se pueden utilizar con fines de refuerzo de elementos estructurales.

Si finalmente prosperan las plantas de nanoparticulas que utilicen este procedimiento, quizá sea una buena medida para contribuir de forma determinante a acabar con el abandono de estos materiales electrónicos en vertederos y con la quema y el uso de productos químicos nocivos para nuestro medio ambiente.