Así pues, nuestro país puede presumir de estar a la cabeza en Europa en lo que se refiere a fomento de la economía circular relacionada con este tipo de aparatos. Los fabricantes cada vez están más concienciados de la posibilidad de satisfacer la demanda de los consumidores reduciendo la fabricación y aportando por un modelo de negocio más sostenible desde el punto de vista económico y medioambiental.
A estas alturas de 2017 se han registrado en España aproximadamente 126 millones de estos aparatos, un 32% menos que el año pasado en esta fechas. La información corresponde a cálculos de Back Market, la plataforma española especialista en tecnología reacondicionada de acuerdo con datos publicados por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
Esto supone que en este 2017 se han puesto en el mercado 285.486 toneladas de productos electrónicos. Dicho de otra forma, ahora mismo hay 60 millones de dispositivos electrodomésticos menos en circulación que el año pasado por estas fechas.
Entre los productos que cuentan con una mayor producción figuran equipos de informática como ordenadores, impresoras, smartphones…
Los principales factores que han contribuido para esta reducción de producción electrónica son los siguientes: por un lado, los cambios en la legislación española sobre el tratamiento de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), que priorizan la reutilización. Por otro lado, el cambio de mentalidad de los consumidores que se ha traducido en un cambio de hábitos de compra afines con la economía circular. Un tercer aspecto muy influyente ha sido el crecimiento del mercado de la reutilización tecnológica.
España es uno de los países en los que más se reutilizan los teléfonos móviles, al go que va ligado con ese cambio de mentalidad de los usuarios. Según las encuestas, los españoles prefieren comprar un teléfono móvil reacondicionado o reparar el suyo antes que comprar uno nuevo.
Asimismo, el nuevo reglamento sobre tratamiento de RAEE en España obliga a los productores a reutilizar una parte de los dispositivos que se comercializan para fomentar un consumo más eficiente de los productos tecnológicos, prolongar su vida útil y reducir la generación de chatarra electrónica.
De cara al año 2018 se espera reutilizar el 4% de los productos informáticos y pequeños electrodomésticos y el 3% de grandes aparatos eléctricos.
Por otro lado, está la postura de los fabricantes que, a día de hoy, prefieren la reutilización frente a la fabricación descontrolada de productos. Una postura concienciada frente a una basura electrónica que es la que más crece en España y representa uno de los desperdicios más tóxicos y contaminantes.
Solo la reutilización de smartphones que se hace en nuestro país y evita la emisión de 60.000 toneladas de CO2 a la atmósfera y se ahorran 24 millones de litros de agua cada año.