Se calcula que el nivel óptimo de “desperdicio cero” lo conseguirá este pueblo dentro de sólo 4 años, en 2020. Hoy por hoy, Kamikatsu recicla un 80% de su basura, yendo el 20% de residuos restantes a parar al vertedero.
Todo su plan comenzó en 2003, cuando la comunidad se impuso este objetivo, renunciando a los vertidos de basuras, por miedo al perjuicio que supone tanto para el Medio Ambiente como para su población.
En el centro de recogida de basuras de Kamikatsu hay contenedores específicos para residuos de la misma materia: por ejemplo, en cuanto al papel, hay contenedores exclusivos para periódicos, revistas, cartones…
Del mismo modo, hay contenedores específicos para latas de aluminio, espray, acero… y contenedores individuales para vasos de plástico y botellas de plástico. Estas son sólo algunas de las 34 categorías distintas con las que los vecinos de Kamikatsu se encuentran para clasificar la basura antes de depositarla.
Esta población japonesa no cuenta con camiones de recogida de basuras. Cada uno de los vecinos debe encargarse de clasificar los residuos y llevarlos al centro de reciclaje, una tarea que, según reconocieron sus habitantes, tuvo un proceso de adaptación algo costoso. Uno de los vecinos señalaba en un documental realizado para dar a conocer el caso de Kamikatsu que “Si uno logra adaptarse, se convierte en una práctica habitual. Ahora ya no pienso en eso. Se ha hecho algo natural al separar la basura adecuadamente”.
En dicho centro de reciclaje un trabajador supervisa que la clasificación sea correcta. Algunos objetos usados serán puestos a la venta de nuevo, mientras que otros se reutilizan o reconvierten en nuevas materias primas.
Aunque Kamikatsu está obteniendo renombre internacional gracias a su esfuerzo por la excelencia en el reciclaje, no es el único pueblo que está realizando un trabajo digno de mención en este ámbito. Si este pueblo japonés ya se encuentra en el 80% de reciclaje, en Estados Unidos encontramos Berkeley, en California, mucho más grande, con una población de más de 100.000 habitantes, que iguala ese porcentaje. Por debajo, una gran ciudad como San Francisco llega hasta el 70%.
No obstante, las numerosas categorías de clasificación marcan la diferencia en el caso de Kamikatsu, aunque también hay que señalar que, sin llegar a los niveles de Japón, en Italia también existen abundantes y diferenciados criterios.
En el caso de Japón, el reciclaje está mucho más implantado de forma general. Allí, los negocios están obligados por ley a reciclar y los sistemas de clasificación son de los más potentes en todo el mundo. Por ejemplo, en Yokohama, segunda ciudad de Japón, que cuenta con una población de 3,7 millones de habitantes, éstos reciben un manual de 27 páginas acerca de cómo deben clasificar más de 500 artículos distintos.