Los residuos electrónicos, representan uno de los elementos contaminantes más importante en la actualidad. La generación de estos residuos mantiene un incremento constante, equivalente a la producción y comercialización de todos los productos que requieren este tipo de componentes que, en la práctica, son todos aquellos que aprovechan la tecnología.
La entidad Recyclia, responsable de la gestión de residuos electrónicos y pilas en España, ha presentado los datos relativos a los residuos recogidos durante el 2018. La buena noticia es que el reciclaje en este sector también ha disfrutado de un notable crecimiento, de hasta el 33% en algunas tipologías.
Cifras de reciclaje de residuos electrónicos en España
Recyclia se encarga de esta gestión a través de las fundaciones especializadas en medioambiente de Ecoasimelec, Ecofimática, Ecolum y Ecopilas. Según los datos presentados por Recyclia, en base a la recogida de residuos por parte de todas estas fundaciones, en 2018 se llegó a recoger casi 50.000 toneladas de residuos.
De todas ellas, la inmensa mayoría han sido residuos electrónicos, en total 43.544 toneladas. Esta cifra representa un 33% más que en lo recogido durante el año anterior.
El resto de residuos, unas 6.213 toneladas, se corresponde con baterías y pilas. Aunque es considerablemente menor a la cifra obtenida por los residuos electrónicos, en realidad duplica lo obtenido en 2017 con respecto a este tipo de residuos.
Para obtener esa mejora en la recogida de residuos electrónicos y su posterior reciclaje, Recyclia ha invertido en la ampliación de puntos de recogida en todo el país. En la actualidad cuenta ya con más de 55.000 puntos repartidos por todo el territorio nacional.
De todos ellos, 37.318 puntos están dirigidos a la recogida de pilas, mientras que unos 21.560 puntos se destinan a la recogida de aparatos electrónicos de diversa tipología.
Objetivos de reciclaje de residuos electrónicos en el futuro
Recyclia ha expuesto las tendencias del reciclaje de residuos electrónicos que se plantean para España en un futuro próximo.
En primer lugar, la necesidad de seguir invirtiendo para conseguir abarcar la cada vez mayor cantidad de residuos electrónicos que se produce, sobre todo de pequeños aparatos informáticos, utilizados tanto en oficinas como en viviendas particulares.
Pero además, se plantea la necesidad de invertir en el reciclaje de nuevos residuos electrónicos. En este ámbito destacan por ejemplo los paneles solares o los coches eléctricos.
Se trata de productos desarrollados precisamente para mejorar en eficiencia energética y obtener los mismos o incluso mejores servicios, pero con un efecto contaminante notablemente inferior o incluso inexistente.
Sin embargo, no dejan de ser productos con componentes electrónicos que, cuando sufren una avería o desgaste, pueden necesitar ser descartados.
Por este motivo, diversas empresas y organizaciones de todo el mundo están planteando cómo reciclar de la mejor manera posible los residuos electrónicos provenientes de este tipo de productos, como por ejemplo el reciclaje de baterías de coches eléctricos. Aunque en muchos casos todavía quedan años para un desgaste patente, ya comienzan a aparecer los primeros residuos y, con ellos, la necesidad de aprovechar procesos de reciclaje óptimos.
