Un hábito que contribuye al cuidado del medio ambiente y que se ha convertido en una responsabilidad que se comparte entre los distintos miembros de una familia. Muchos hogares disponen de cubos para realizar la recogida selectiva de los diferentes residuos: plásticos, envases, latas y briks, papel y cartón y envases de vidrio. En caso de no disponer de dichos cubos se destinan bolsas independientes para cada residuo.
En paralelo, los ciudadanos encuentran en sus mismas calles de diferentes contenedores: verdes para vidrio, amarillos para plásticos, latas y briks y azules para envases de papel y cartón.
Desde la aparición de estos contenedores se han reciclado millones de toneladas de cualquiera de estos residuos. Hace tan solo dos décadas, el tiempo que utilizamos estos contenedores en nuestro país, la tasa de reciclaje de envases ligeros y papel no superaba el 5%. Hoy en día se sitúa por encima del 70%, en gran parte gracias a la concienciación cada vez mayor de los ciudadanos y a las buenas prácticas de reciclaje que han desarrollado.
En concreto la suma de los materiales reciclados en contenedores amarillos y azules da como resultado 17,9 millones de toneladas de diferentes envases de plásticos, latas, briks y envases de cartón en las últimas dos décadas. Gracias a esta labor conjunta de la ciudadanía, las instituciones y diferentes organismos y asociaciones, se han conseguido los siguientes beneficios que se exponen a continuación:
- Reducción de la emisión de CO2: según la asociación Ecoembes, unas cifras de reciclaje como las arriba expuestas han evitado la emisión a la atmósfera de 17,4 millones de toneladas de CO2.
Para hacernos una idea de la importancia de las pequeñas contribuciones al reciclaje, valga el dato de que depositando en el contenedor amarillo tres botes de detergente y ocho de champú contrarresta el efecto contaminante de un vehículo en marcha durante diez minutos.
- Ahorro de energía: por otro lado esos 17,9 millones de toneladas recicladas en los últimos veinte años han contribuido también a reducir el gasto de energía en 33,6 millones de Mwh. Esta cantidad es la que se necesita para abastecer la Comunidad de Madrid durante dos años.
La fabricación de una lata a partir de materiales reciclados ahorra un 95% de energía con respecto a hacerlo desde cero con nuevas materias primas. 550 latas recuperadas pueden ser suficientes para obtener el aluminio necesario para fabricar una silla, de paso evitando el empleo y despilfarro de nuevas materias primas.
- Reducción de consumo de agua: por otra parte, esa cifra de reciclado de residuos de envases de plásticos, latas, briks y envases de cartón en las últimas dos décadas ha contribuido a ahorrar 428,1 millones de metros cúbicos de agua (una cifra que equivale al consumo de agua en los hogares españoles durante el pasado año).