En el análisis de la huella hídrica, es decir, la cantidad de agua dulce que gastamos en un proceso productivo o de consumo, otro concepto clave es el estrés hídrico.
Analizamos su significado y la importancia que tiene en nuestra sociedad actual.
¿Qué es el estrés hídrico?
El estrés hídrico es el fenómeno producido cuando la demanda de agua dulce supera la cantidad que hay disponible de ella en un determinado período de tiempo.
El estrés hídrico está contemplado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde se indica la importancia que tiene la extracción de agua dulce actual en relación a los recursos de la misma que hay disponibles.
El objetivo para 2030 es aumentar la eficiencia en el uso de recursos hídricos en cualquier sector, para así garantizar el abastecimiento de agua dulce frente a la escasez de agua en algunas regiones.
Causas del estrés hídrico
La mayoría de causas del estrés hídrico están relacionadas con el cambio climático, pero no es el único factor en exclusiva que provoca este problema.
El propio crecimiento demográfico exige el abastecimiento de agua dulce en niveles muy superiores a los de generaciones anteriores.
De forma complementaria, los cambios que producimos los seres humanos de forma artificial en el entorno, provocan un aumento del estrés hídrico en cualquier región del mundo.
Por descontado, el cambio climático tiene un gran peso en todo ello. La desaparición de glaciares que provoca y los fenómenos naturales extremos también actúan con respecto al nivel de estrés hídrico que estamos sufriendo.
Y además de las causas del estrés hídrico, también son relevantes las consecuencias. Algunas de las más importantes son las siguientes:
- Se afecta a la Biodiversidad de forma grave y poniendo en juego supervivencia de flora y fauna.
- Aumentan las enfermedades ante la ausencia de agua dulce potable y no contaminada.
- Se generan conflictos económicos, sociales e incluso militares por la escasez de agua.
- Aumentan los niveles de hambruna por los efectos sobre la agricultura y la ganadería.
Cómo evitar el estrés hídrico
Evitar el estrés hídrico es una acción que se puede lograr de forma conjunta con cambios en los hábitos personales y medidas gubernamentales a gran escala.
Las empresas también adaptamos nuestros procesos productivos a actividades que requieran menor cantidad de agua dulce y políticas de desperdicio cero, para que todo el agua se aproveche lo máximo posible.
A nivel particular, fomentar la economía circular ayuda considerablemente a mantener óptimos niveles de agua dulce, ya que evita gastos de agua en procesos de producción y distribución que no tienen lugar en la comercialización de productos de segunda mano.
También es importante reducir la carga de residuos soportada a través de los inodoros en los hogares. No solamente hablamos de un motivo medioambiental, sino también del menor uso del agua de las cisternas.
El riego (tanto de plantas en el hogar, como del jardín o huertos urbanos) es preferible por la noche, dado que así se evita la evaporación del agua por la incidencia del sol y se reduce la cantidad necesaria.