Los bancos de alimentos y otras organizaciones de tipo solidario han saludado con alegría esta nueva ley, que impide que, a partir de ahora, la comida se eche a perder o se tire directamente a la basura antes de donarla para causas como las que ellos abanderan. Por ello, ya se han puesto en tareas de aumentar sus voluntarios y recursos (camiones, almacenes frigoríficos…) para poder gestionar el incremento de las donaciones que van a recibir.
A esta situación y a la aprobación de la ley citada se ha llegado como consecuencia de una campaña promovida por determinados colectivos activistas contra la pobreza. Arash Derambarsh, concejal del Ayuntamiento de Courbevoie, una localidad próxima a París, fue el principal impulsor de esta iniciativa, que en un principio se articuló como una petición, que con los meses se convirtió en un proyecto de ley y que, finalmente, el ex ministro de industria alimentaria Guillaume Garot presentó ante la Asamblea Nacional.
A los supermercados se les prohíbe también estropear alimentos o permitir que se echen a perder con el fin de evitar que sea consumido por las personas que buscan alimento en los contenedores.
Así pues, con esta nueva ley en vigor, los responsables de los supermercados de más de 400 metros cuadrados de superficie tendrán que firmar un contrato de donación con alguna organización benéfica. En caso de incumplir esta medida, cada vez que se descubra esta infracción, deberán pagar una multa de 3.750 euros.
«En términos de equilibrio nutricional, en la actualidad tenemos un déficit de carnes y nos faltan frutas y verduras”, señaló Jacques Bailet, responsable de Banques Alimentarias, una red de bancos de alimentos francesa. Para esta organización, la ley es «positiva y simbólicamente muy importante” y puede ayudar a paliar esas carencias, ya que las diferentes organizaciones podrán aumentar la diversidad y la calidad de la comida que distribuyen.
La ley también va a las grandes industrias alimentarias a facilitar la posibilidad de realizar una donación directa, ya que antes tenían que seguir un proceso largo y complejo para poder hacer llegar sus excedentes a los bancos de alimentos.
La iniciativa no nació con vocación de quedarse sólo en el territorio francés. Más allá de eso, su intención es convencer a los países de la Unión europea para que adopten una legislación similar. Según Derambarsh, “el siguiente paso es pedirle al presidente François Hollande, que ejerza presión sobre Jean-Claude Juncker con el fin de extender esta ley a la totalidad de los miembros de la Unión Europea. Esta batalla no ha hecho más que empezar. Nuestra próxima meta es luchar contra el despilfarro que se produce en panaderías, bares y restaurantes y comedores escolares y de empresas”.
