El objetivo a cumplir es que el 50% de la basura se recicle de forma selectiva en origen, siguiendo la normativa europea. Esto supondría pasar de una tasa de recogida selectiva del 20% hasta el 50% citado, un objetivo ciertamente ambicioso. Algo que supondría incrementar el reciclaje de biorresiduos en 800.000 toneladas antes del año 2020.
Joan Piquer, director general de Cambio Climático y Calidad Ambiental de la Comunidad Valenciana, explicó durante el desarrollo de una jornada técnica que reunió a alcaldes y concejales de la Comunidad Valenciana, que este salto cualitativo necesita de estímulos y por eso debe ir acompañado de una bonificación fiscal tanto para ayuntamientos como para particulares de acuerdo con la contribución que hagan al reciclaje.
La Generalitat se muestra partidaria de asumir las políticas de fiscalidad positiva llamadas a la incentivación de la recogida selectiva que ya se aplican en la legislación general estatal. De esta forma, se reconocería el esfuerzo de las entidades que avancen en la recogida selectiva de los residuos. Se trata de fomentar especialmente la recogida selectiva en una de nuestras grandes asignaturas pendientes, los residuos orgánicos.
Para conseguir mejores resultados será implantarán nuevos sistemas de recogida. Según el director general existen tres modelos que serán implantados dependiendo de las características de cada municipio: el primero de ellos es el quinto contenedor, un contenedor específico para basura orgánica indicado para ciudades con mayor población; la recogida puerta a puerta, más apropiada para las zonas rurales; y el quinto contenedor informatizado.
Este último modelo representa una herramienta de gestión muy útil para las diferentes entidades, ya que proporciona datos muy valiosos sobre la gestión de residuos, tal como se ha comprobado en municipios que ya lo han puesto en práctica, como Alcalà de Xivert. No obstante, se trata de un modelo más caro.
Sin embargo, a las ventajas ya apuntadas, el quinto contenedor informatizado añade la posibilidad de repercutir los beneficios fiscales sobre el usuario final. Su funcionamiento se realiza a través de una tarjeta sin contacto que se asigna a cada vecino, de manera que el contenedor registra cómo se produce la recogida de residuos en cada caso. Los ciudadanos que hagan más aportaciones a los contenedores son los que se benefician de los descuentos fiscales.
También puede controlar cómo se realiza la recogida selectiva de residuos. En este sentido se pueden registrar los índices de rechazo que tiene cada hogar, aquella basura que se deposita y que no se puede reciclar. Una correcta separación de residuos debe generar entre un 10 y un 20% de basura no reciclable.