Este novedoso centro comercial se llama ReTuna Aterbruksgalleria y se encuentra en Skilstuna, una ciudad de alrededor de 60.000 habitantes situada a unos 120 kilómetros al oeste de Estocolmo, y está financiada por el propio municipio y una empresa local.
Dos años después de su apertura, el centro cuenta con 14 tiendas dedicadas a darles a los productos una segunda vida útil, a reparar y transformarlos, a convertir lo viejo en nuevo. Ropa, teléfonos móviles, muebles, accesorios de decoración, electrodomésticos, reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos en general, materiales de construcción, utensilios de cocina, juguetes, bicicletas… Todos los productos que se venden en esta galería comercial son 100% reciclados.
Esta iniciativa surgió de la reflexión y concienciación ecológica de los defensores del Medio Ambiente, en un contexto como el sueco, que cuenta con una población convencida de la necesidad de reciclaje y con una gran demanda de de productos de estas características. Los objetivos a la hora de plantear este parque de reciclaje fueron reducir los desechos, fomentar la economía circular y crear nuevos puestos de trabajo.
Con un espíritu afín a su filosofía, dentro de esta galería, en la que trabajan unas 50 personas, se pueden encontrar restaurantes bio y ecológicos. Hay que destacar que cuenta también un centro para depositar objetos usados. Además, acoge un centro de estudios sobre el reciclaje, una escuela de diseño, un centro de conferencias y una sala de exposiciones.
Cualquier visitante de este mercado puede llevar sus objetos al final de su vida útil o simplemente usados que, dependiendo del estado en que se encuentren, pasarán a formar parte del stock de una tienda de segunda mano, o se reconducirán a los puntos de reciclaje donde serán tratados por una empresa social, estilistas y creadores, a fin de repararlo o reaprovecharlo. Aquellos objetos o materiales que no encontraran sitio en el centro pasan a formar parte de otro circuito de reciclaje.
El centro es un vivo ejemplo de la puesta en marcha de un modelo de economía circular a pequeña escala: por un lado, los ciudadanos se desprenden de lo que ya no quieren o necesitan; por otro, el municipio no se tiene que encargar de recogerlo con el gasto que conlleva. Salen ganando también los vendedores y trabajadores de la galería comercial y, además, los mismos consumidores.
Aunque se vaticina que este modelo de galería va a crear tendencia en el resto del mundo, no se sabe cuándo empezarán a abrirse centros de este tipo en otras ciudades del mundo. Sin embargo, es un hecho que esta galería y su modelo comercial despierta gran interés a nivel internacional. Así lo demuestra el éxito que tienen las visitas guiadas que organiza la propia galería y las conferencias abiertas a todo tipo de profesionales que ha celebrado hasta el momento.
Vistan a diario el ReTuna Aterbruksgalleria entre 600 y 700 personas. En el año 2016 generó un volumen de ventas de 910.000 dólares.