Sin embargo, parece que reciclar no es suficiente para mantener la demanda que existe de aluminio en todo el planeta, ya que se trata del metal no ferroso más utilizado en todo el mundo. Tengamos en cuenta que las reservas naturales disponibles como recurso primario de este material son limitadas.
La producción de aluminio, por otro lado, no pasa por su mejor momento debido al bajo precio del mercado y a la reducción de la demanda internacional.
En estos momentos el mayor productor mundial indiscutible de aluminio es China, que en 2015 produjo 32.000 miles de millones de toneladas de este material. A mucha distancia le siguen Rusia, con 3.000 miles de millones de toneladas y Canadá, con 2.900.
Precisamente en Canadá se encuentra Orbite, que es una de las compañías siderúrgicas que han apostado con más fuerza por la innovación en dicho país, sobre todo en procesos que mejoran el medioambiente, que resultan muy rentables a las empresas. En sus instalaciones se ha desarrollado y experimentado un nuevo método de producción de aluminio que genera muy pocos residuos y que ahorra energía en dicho proceso.
Según Jean Simard, presidente de la Asociación de Aluminio de Canadá, el futuro de la industria pasa por la búsqueda de aquellos mecanismos que permitan una producción de máxima calidad empleando menos recursos, contribuyendo a la salud del medioambiente con la reducción del calentamiento global.
Por su parte, Mario Fafard, director de Regal, un centro de investigación multidisciplinaria sobre el aluminio en Canadá, advierte sobre la enorme cantidad de energía que se necesita para producir este metal y con los residuos que genera la transformación de la bauxita, que es el principal componente del aluminio. De modo que existen unos retos medioambientales claros que solucionar a la hora de producir aluminio.
En cuanto a los residuos generados como consecuencia de la transformación de la bauxita (conocidos como “lodos rojos”) requieren áreas enormes de almacenamiento y tienen el peligro de las fugas, con el consecuente desastre ecológico.
En este contexto Orbite ha desarrollado un método alternativo de producción de aluminio que es capaz de extraer el 100% de la alúmina de la bauxita, reduciendo de forma importante los residuos generados y a un coste mucho menor. Dicho método se encuentra en periodo de pruebas y, una vez superado éste, se pasará a la fase de explotación comercial. Además, este método tiene otra ventaja según afirman desde la empresa canadiense. Y es que convierte el pasivo medioambiental de los “lodos rojos” en un activo comercial, ya que permite recuperar de estos desechos gran cantidad de alúmina y otros metales, que tienen un gran valor en el mercado.
Fafard pone en valor las ventajas que la innovadora industria canadiense del aluminio puede aportar en cuanto a energía limpia, ya que su estrategia no es aislada por parte de empresas concretas como Orbite, sino global de toda su industria. Mientras que países como China utilizan carbón y, como consecuencia, realizan unas elevadas emisiones de carbono, la producción canadiense usa energía precedente de hidroeléctricas, reduciendo significativamente dichas emisiones.