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En este artículo tratamos el problema de la obsolescencia programada, que entre sus muchas desventajas incluye también un impacto negativo en el medio ambiente y un aumento de la contaminación.

¿Qué es la obsolescencia programada?

La obsolescencia programada es la vida útil que una empresa fabricante otorga a un producto. Tras superarla, por diversos factores el consumidor se ve condicionado a tener que comprar un producto nuevo, equivalente o actualizado.

Tipos de obsolescencia programada

Hay 3 tipos de obsolescencia programada:

  1. Obsolescencia programada de función: Cuando sale un producto con nuevas funciones, el original está obsoleto y el consumidor quiere o incluso requiere el nuevo producto para seguir aprovechándolo.
  2. Obsolescencia de calidad: A partir de cierto tiempo, el producto adquirido empieza a fallar en varios aspectos, hasta que es casi imposible de utilizar correctamente.
  3. Obsolescencia de deseo: El lanzamiento de un nuevo producto más actualizado impera en la decisión de compra de los consumidores, que desean tener la última versión.

La obsolescencia programada: ventajas y desventajas

Aunque la obsolescencia programada tiene principalmente argumentos en contra, hay que reconocer que también tiene algunas ventajas.

Ventajas de la obsolescencia programada

A nivel empresarial obviamente es beneficioso para la compañía, ya que aumenta sus ventas. Pero también ayuda a mantener e incrementar los puestos de trabajo.

Por otro lado, el lanzamiento de nuevos productos y el deseo consumista de su actualización con nuevas funciones, impulsa el mercado en términos de innovación y desarrollo, mientras que sin estos elementos tendría menos motivaciones de evolucionar.

Desventajas de la obsolescencia programada

En cualquier caso, no podemos dejar de fijarnos en sus desventajas, muchas de ellas de tipo medioambiental.

Tener que generar nuevos productos actualizados constantemente para satisfacer la demanda consumista, requiere gastar más recursos en materias primas y energía, lo que a su vez genera mayor contaminación.

Además, está el tema de qué hacer con los aparatos obsoletos. La ley ha actuado al respecto para que por ejemplo tirar electrodomésticos rotos deba hacerse siguiendo ciertas normas.

Además, se motiva siempre que es posible a reciclar aparatos eléctricos, ya que muchas de las materias que incluyen todavía sirven para crear nuevos productos.

Por otro lado están las desventajas de cara al consumidor, que tiene que afrontar un gasto mayor para disfrutar de un producto que, sin esa obsolescencia programada podría seguir funcionando durante mucho más tiempo.

En algunos casos ha sido considerado hasta un fraude por parte de las empresas y ha llegado a los tribunales.

Ejemplos de obsolescencia programada

En la actualidad estamos rodeados de muchos productos que tienen configurada una obsolescencia programada.

Los productos electrónicos son los más evidentes, porque también presentan una vida útil más reducida.

Pero también tenemos otros ejemplos cotidianos como las bombillas que se funden, los cartuchos de tinta, prácticamente cualquier batería, los teléfonos móviles o hasta las televisiones.

Sin embargo, las leyes también están en evolución con respecto a la obsolescencia programada. Cada vez son más restrictivas para los productos fabricados duren el mayor tiempo posible, independientemente de que surjan o no actualizaciones.