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A su vez el reciclaje de cobre es un proceso que significa un ahorro de energía entre el 80 y el 90% frente a la extracción tradicional de este material que se realiza en las minas de cobre.

Según el Instituto Europeo del Cobre, por boca del director de su oficina en España, Diego García Carvajal, el cobre es un material que durante su proceso de reciclaje conserva sus propiedades originales en un 100%. Dicho organismo, que tiene su sede en Bruselas y que fue fundado en el Reino Unido en 1996, surgió de la asociación entre las principales compañías mineras del mundo, las empresas fundidoras y semitransformadoras – representadas por la International Copper Association -, y la industria europea del cobre.

Por este motivo este material puede ser reutilizado una vez tras otra, contribuyendo al desarrollo de la economía circular. Su proceso de reciclaje no le hace perder rendimiento ni calidad. En otras palabras, el cobre que se obtiene de su reciclaje es idéntico al que se extrae de la mina. Además, todo el cobre, sean cuales sean sus aplicaciones, es susceptible de ser reciclado.

De acuerdo con las estimaciones que hacen los expertos dos tercios de todo el cobre que se ha obtenido de la extracción minera desde 1900, una cantidad que estaría alrededor de los 550 millones de toneladas, se encontraría hoy en día todavía en uso.

En términos globales el consumo de cobre al año está en torno a los 28 millones de toneladas. De estas, más del 30% provienen del reciclaje de este material. En el caso de la Unión Europea el porcentaje sube hasta el 50%, territorio que consumió a lo largo del año 2015 3,7 millones de toneladas de cobre.

El reciclaje de cobre incluye el material que procede de la recuperación de productos en el final de su vida útil, por ejemplo cables o equipos electrónicos, así como desechos de fabricación refundidos.

El cobre, llamado también metal rojo, es el metal no precioso que funciona mejor como conductor del calor y de la electricidad. Por este motivo, alrededor del 70% del cobre que se produce se destina a bienes de consumo final.

La utilización de una tonelada de cobre en todo tipo de sistemas eléctricos puede evitar emisiones calculadas entre 100 y 7.500 toneladas de CO2 a la atmósfera. Para hacernos una idea hay que precisar que una tonelada de cobre es el equivalente a 100.000 móviles, 10.000 portátiles, 500 aparatos de aire acondicionado, 10 casas o 50 coches. Los expertos calculan que el uso de una tonelada de cobre supone un ahorro económico de entre 20.000 y 2 millones de euros.