Conseguir los objetivos de la economía circular implica que los productos que se utilizan se fabriquen con materiales 100% reciclables y que dicho reciclaje resulte rentable y sostenible para nuestra sociedad.
Paradigmático de la circularidad, el acero puede reciclarse una y otra vez sin perder sus propiedades ni producirse apenas merma en su calidad. Este material es susceptible de tener vidas infinitas y de ser reaprovechado para una gran variedad de funciones. Actualmente nuestras fábricas siguen reciclando acero que se produjo hace más de 150 años.
De hecho, el acero es el material que más se recicla en España, con unas cifras próximas a los 12,5 millones de toneladas anuales, según datos de Unesid (Unión de Empresas Siderúrgicas). La industria siderúrgica española recicla más acero que la suma de todos los demás metales, vidrio, papel y plástico juntos. Por otra parte, España es uno de los mayores recicladores de acero de la Unión Europea, tan solo superada por Francia. Por lo demás, esta industria reaprovecha y reutiliza el 80% de los residuos y subproductos que se generan en sus procesos.
Según unos datos publicados recientemente por la asociación anteriormente citada, el 75% del acero que se fabricó en España en 2015 se hizo a partir de chatarra. Para hacernos una idea la media europea de acero fabricado con material reciclado es del 50% y la media mundial solo llega al 40%.
Por otra parte, el 97% de los subproductos que produce la industria siderúrgica podrían reciclarse si no fuera por un exceso de trabas administrativas que lo impiden. Según Carola Hermoso, experto técnico y medioambiental de Unesid, si estas barreras se eliminaran todos los subproductos siderúrgicos serían convenientemente reciclados.
En su opinión, la Administración debería incentivar también el uso de materiales reciclados por parte de las empresas. La contratación de obra pública debería primar el empleo de materiales que procedieran del reciclado.
El sector de la siderurgia es un sector clave en la economía española. Esta industria se sitúa, además, a la cabeza de la economía verde, por su fuerte compromiso con el reciclaje, su uso eficiente del agua y de la energía, la reducción que supone en las emisiones de CO2 y la valorización de los residuos. Por cada tonelada de acero que se recicla, la industria siderúrgica española ahorra en torno a una tonelada y media de mineral de hierro, aproximadamente un 85% de agua, un 80% de energía y un 95% de carbón, además de evitar la emisión de casi dos toneladas de gases de efecto invernadero.
El compromiso del sector español del acero con la economía circular le ha llevado, además, a liderar a escala mundial la reutilización del agua en sus procesos industriales. En estos procesos, el agua se utiliza principalmente para la refrigeración y se recircula o se depura en un 100%.